Pero no era cantante lo que quería ser, sino artista ... Y ya empecé a soñar con el Teatro Calderón, con el Olympia...». Raphael se refiere a su antológica actuación en el teatro parisino en 1967.
Pese a su largo recorrido, Raphael ha reconocido que le queda "todo por hacer" y que lo que "hace falta" es encontrar temas que le interesen, porque si no le gusta lo que hace, "no".