Había, sin embargo, una memorable excepción: la señorita Lucy, una viuda encantadora, vivaz y entusiasta por los cuatro costados a pesar de que vivía con una mujer recatada y pudibunda ...
Brilla, finalmente, con especial resplandor en María la mansedumbre pudibunda, la humilde devoción, la magnanimidad de la fe y el martirio del corazón”.